Esgrimí estandarte mi propia dignidad inmaculada, y la soberbia ilustre me reprochó con ahínco mi devoción a la soledad.
Prisionero de mi piel y condenado
a su recuerdo, sin impunidad ninguna,
la picardia de un deseo cegaba mis pupilas.
Con todo ello, la niebla hizo girones
mi yugo de las olas y el viento;
de circunscritos vicios del tálamo,
surtidos con premeditación... la del vino, la de su mirada y evasivas de la miel de su lengua. Y no fui el héroe que
vendio sus alas por un sueño.
Friday, March 02, 2007
Ironias Nº 1
Labels: Recuerdos de 1998 By Jo Cruz
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2 Comments left for this post:
esta frase se me quedó grabada:
"Y no fui el héroe que
vendio sus alas por un sueño".
esta fuerte!!!!
Monologo con Ron
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