Hoy deberia contarles de mis amigos-Primera Parte

Hoy debería contarles un poquito más de mí, porque siempre escribo poemas, pero pocos, (de los pocos que quizás leen este blog) saben como llegue aquí. Pero para contarles de mí, también debo contarles de mis recuerdos, y de mis vivencias; debo llevarlos a la época en la que los amigos nos juntamos (sobre todo en estas fechas), y planeamos todo lo que vamos a disfrutar, cómo dónde y por qué.

Tendría que escribir un libro solamente de cómo descubrí cómo la gente disfrutaba cuando nos justábamos y armábamos sendos house-parties y de las vivencias. Cada detalle se nos ocurre orquestando los bonches, de esos que se arman de la nada en cualquier momento. Un par de llamadas a los panas, un par de preguntas, un par de botellas, un "no se te olvide traer tu Ipod para intercambiar música y programas". Todo de una manera muy fortuita, pero cada uno con su rol muy asumido. Hacíamos un serrucho para comprar las bebidas, como siempre (la vida del estudiante es un carrusel económico en el que dejas de pagar las facturas a tiempo para compararte un par de jeans y una camiseta de moda para estrellarte en el pequeño VIP), y cada uno ponía lo que mas podía. Sobre todo contando con que la vida era sencilla y ocho o nueve dollares aparecían hasta prestados para tomar un taxi, en el que llegabas, cambiado y perfumado, pero con un poco de calor de cargar las cajas de cerveza y los equipos. Siempre fui acérrimo al vino y a las bebidas sin cebada, y mi predilección para una fiesta es vino o licor.

Era casi siempre en la casa de Polanck que hacíamos los planes, a veces durante semanas enumerábamos los detalles, las listas de invitados, practicar canciones para hacer “umplugged” y cantar cuando quedara la gente que le gente que le gustara la música en vivo. Eliezer integraba junto su inseparable primo Munano, también conocido como About Carabela, y Polanck las ideas y los conceptos de las fiestas (creo que hasta llegamos a diseñar fliers para las fiestas y repartirlos en la universidad para promocionar un par de aquellos eventos. Porque siempre fuimos los mas hábiles a la hora de usar herramientas, yo me centraba, junto a Giovanni, en la instalación de iluminación y de quitar y poner divisiones de madera improvistas. Separabamos el espacio de manera que la mesa de mezcla y los equipos no estuviesen expuestos a los peligrosos licores que los menos sobrios derramaban y desperdiciaban continuamente por doquier (cosa que a la larga nos dolía, por eso que dice entre los mas borrachines: “mejor derramar la sangre y no el alcohol”. Aunque gracias a la buena planificación, siempre bebíamos hasta el amanecer.

Mas que nada, Polanck, Jose y yo, nos encargábamos de los detalles logísticos y de los equipos electrónicos (lap-tops, Ipods, carteras llenas con docenas de discos compactos de música selecta, de la mejor) insonorización y demás. Eran unos mini proyectos muy elaborados en esa época. José (el unico con carro del grupo en ese entonces) y Arisméndis siempre aportaban prestadas, sendas bocinas y cajas de cerveza, las cuales recogíamos y acarreábamos en al unidad 175 (que era el carro de José, un Lincoln Town del 96 de los que se usan para taxi), aunque el no era taxista, y siempre le molesto internamente que le relajáramos con esas bromas.

Entre todos, y otros muy allegados como Javier y su coleta a la Favio(el del anuncio de la mantequilla que no es mantequilla) , Alex y su gabardina de cuero que le llegaba hasta los tobillos y que según rumores en el Bronx, nunca se la quitaba (nisiquiara en verano), Christian el GQ, Steve el de los lentecitos cuadrados, Los muchachos de Sonido Secreto, Oberto, John y Joel y demás, Bagner, sus conspicuas alpargatas estampadas y su grupo musical Kimbumbala, Mirla, que nunca se ajumaba, y Feffe, que solo bailaba con Javier, y muchos nombres que se que omito, más el montón de gente que llegaba, creamos de esa época en nuestras vida algo muy adorable. Una hermandad sincera y constante para disfrutar, cada quien a su criterio, pero muy sentida e intensamente entrañable. Fiestas caseras a la que la gente prefería ir en vez de a otros sitios mas pomposos y de alta concurrencia, no porque fuese lujoso, ni fácil de llegar, ni porque fuera un cuarto piso sin ascensor, sino porque el ambiente era neto, inmensurable, intenso y divertido en un plano casi metafórico, casi irreal. Eran las fiestas de los viejos tiempos.

Hay muchas maneras de pasarse estas temporadas festivas...mucha gente se va de vacaciones, otros salen a visitar a sus familias, etc. Para este fin de año solo quiero muy sinceramente desearles una buena vida. Que el vinculo de amistad sea insoluble en el ambiente acido que distrae al ser humano. Un deseo de permanecer inocentes en la manera de compartir los valores que nos hacen ser seres respetuosos y admirables. Deseo que a medida que pasa el tiempo y los años, miremos hacia el futuro con ilusión en nuestros sueños, nuestras artes, nuestras pasiones, nuestros amores; y que también miremos acia detrás y siempre recordemos, que la familia y los amigos son como las nubes blancas en el cielo soleado, como el pasto verde de las praderas en el que pastan las ovejitas que contamos para dormir cuando éramos niños, como la nieve que cae en el rostro de una niña que juega y que luego se derrite con su calor- algo sagrado.


Salud a todos!!!!